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El Templo como modelo del Hombre y del Universo

El Templo como modelo del Hombre y del Universo

Introducción

Desde su creación, la masonería ha afirmado una dimensión espiritual y social, lo que se observa en su referencia a Dios, al Gran Arquitecto del Universo, así como en propiciar un vínculo social a través de la fraternidad masónica. Esto nos lleva a pensar en un vínculo vertical / horizontal, que trata de armonizar lo celestial y lo terrestre, y que se expresa a través del simbolismo masónico.
La palabra «símbolo», originalmente significaba «unir, reunir». El símbolo es una suerte de tejido que tiene como vocación tender puentes entre lo ideal y lo material.
El simbolismo masónico implica información y significado. Implica un orden, un sistema de transmisión que sus miembros tratan de entender e integrar.

El templo masónico

La geometría sagrada ocupa un lugar crucial en el templo masónico. El posicionamiento, la distribución espacial definen funciones específicas. Todo está investido de significado.
En el templo masónico es perceptible la presencia del tres. El tiempo masónico está sujeto al principio de triangulación, que se expresa en la apertura y cierre de los trabajos: el Venerable Maestro, junto a los Primeros y Segundos Vigilantes enciende y luego apaga las velas, cada uno de ellos en los pilares de la Sabiduría, Fuerza y Belleza. Dicho espacio-tiempo podría evocar el acto primordial de creación del mundo, lo que parece corroborado con el encendido de las velas que provoca el paso de la oscuridad a la luz: el FIAT LUX. Y el tres alquímicamente evoca el cuerpo, el alma, el espíritu.

El hombre: microcosmos

El cuerpo humano es la vasija en donde tienen lugar las transformaciones mentales.
La estructura del ritual masónico a través de los cambios cognitivos y conductas que genera tiene un carácter revelador. Plantea una triangulación espíritu-alma-cuerpo, como medio para encontrar la unidad del ser.
El uso del término templo/santuario para referirse al cuerpo, ha generado en el pasado confusiones. El ejemplo se encuentra en el Nuevo Testamento, cuando Jesús les dice a los judíos: «Destruid este santuario y en tres días lo levantaré». Hablaba del santuario de su cuerpo. Generó ambigüedad. Quienes lo escuchaban creyeron que se refería a la construcción del edificio del Templo, donde tenía lugar el diálogo.

Metáforas y analogías

Hay metáforas que en base a analogías, tratan de abarcar la totalidad. La cosmología china es un ejemplo al respecto.
Se creía que el emperador chino era hijo del cielo; que su palacio era el centro del mundo. Que su vida y su cuerpo participaban del sol, de la luna, del paso de las estaciones. Se pensaba que ciertas proporciones del espacio estaban relacionadas con el cuerpo humano y debían ser consideradas en el diseño de palacios, de templos.

El hombre: la medida de todas las cosas

El hombre situado en el centro del mundo se encuentra ya en la antigüedad. Se encuentra también en la imagen de Leonardo da Vinci (El hombre de Vitruvio) en el discurso de Pico de la Mirándola sobre la dignidad del hombre.
El Hombre de Vitruvio: dibujo elaborado por Leonardo da Vinci, basado en el trabajo del arquitecto romano Marco Vitruvio. Da Vinci representa a un hombre con brazos y piernas extendidos en dos posiciones, enmarcado dentro de un cuadrado y un círculo, en una suerte de “canon de las proporciones humanas”.
Según algunos investigadores, Da Vinci habría aplicado el “número áureo o divina proporción”, conocido como número phi.
Para René Guenón, el hombre lleva en si la correspondencia de todo lo que existe. Según el Zohar del mismo modo que el cuerpo humano está dividido en diversos órganos ordenados y que juntos forman un solo cuerpo, el mundo está constituido por las cosas creadas que son múltiples órganos y que es un solo cuerpo, en el que el TODO es algo más que la suma de las partes.
Esa idea del hombre cósmico es confirmada por la teoría del orden implicado, del holograma, según la cual cada fragmento del todo contiene los componentes de la estructura global del todo.
El cuerpo humano contiene en sus proporciones medidas y funciones geométricas importantes. A través de la identificación de proporciones expresadas en la forma humana arquetípica, el ser humano puede encontrar el vínculo entre su propia fisiología y la cosmología universal.
En la arquitectura sagrada, el hombre y la cruz fueron premisas que usaron los antiguos masones operativos en el diseño de una catedral. Por analogía, la arquitectura del templo debía representar la figura del hombre en tanto que paradigma, arquetipo supremo del cual emana todo lo natural.
Jung define al símbolo no solo como una alegoría sino como la imagen de un contenido trascendente a la consciencia. La Geometría «Sagrada» es una metáfora del orden del Universo. El símbolo procedería por lo tanto no solo de lo consciente sino también de lo inconsciente, que estaría en condiciones de unificar ambas partes.
El laberinto, como marca iniciática de los constructores está presente en los templos y catedrales. En las moradas del alma, Teresa de Ávila, señala que hay un camino difícil antes de llegar a la verdadera morada, a la morada del SER.
Parece haber una relación directa entre el proceso masónico que se inicia en la iniciación y la solidez de una catedral-templo. El segundo nacimiento implica entre otros, el paso de lo precario y de lo efímero, a la solidez y estabilidad de la piedra, en analogía con la fuerza del cimiento que la sustenta.

A manera de conclusión

El templo: Es la representación del Universo, de la creación. Sus 3 dimensiones se trazan de Oriente a Occidente, de Norte a Sur y del Cenit al Nadir. El templo-universo es el lugar donde es iniciado el candidato a masón, quien luego trabaja en aras de su crecimiento personal, en beneficio de la humanidad y a la gloria del G.A.D.U.
El templo masónico simboliza también el ideal de humanidad que el masón desea y ayuda a construir a través de su compromiso, así como de los paradigmas de la francmasonería, que tienen como piedra angular la libertad, la igualdad, la fraternidad.
En el Universo, lo físico y lo meta físico son expresiones de una misma realidad. De ahí que la vocación última del hombre finito (microcosmos) es unirse al universo infinito, (macrocosmos).
La tradición hermética enseña que “los elementos del cosmos se corresponden con los del ser humano.
Así el proceso de la creación y aquel con el cual el hombre a través del ARTE se integra en sí mismo, siguen una misma vía y tienen el mismo significado”.
El cuerpo humano, representa, además la dimensión humana donde mora el Espíritu Divino. Es el Templo a través del cual la Divinidad se revela en el mundo físico.
Se puede inferir que el cuerpo del hombre es el receptor del espíritu divino, que se manifiesta cada vez más claramente en la medida que se consiga eliminar aquellas energías y comportamientos que impiden escuchar y responder a dicha manifestación. Se infiere también que es con el trabajo personal que es posible regenerar la naturaleza humana y retomar su vocación universal, su naturaleza primigenia
Metafóricamente, el templo masónico es una construcción inacabada. Analógicamente representa el alma y la conciencia del hombre que el masón debe desbastar hasta lograr la piedra cúbica, obra en la que cada masón debe trabajar para la construcción de su templo interior.

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