La importancia del silencio en el camino iniciático

La importancia del silencio en el camino iniciático

Capacidad de expresar libremente las propias decisiones. Donde hay voluntad hay un camino.

En la Masonería, el silencio es parte de los misterios de la “obra”. La palabra misterio deriva del griego “mysterion” que significa "rito o doctrina secreta”. En la mayoría de las sociedades iniciáticas, el silencio ha permitido salvaguardar secretos y misterios y evitar que sean alterados por el mundo profano. El escudo de la Gran logia de Inglaterra adoptó la frase «oye, ve y calla».

El silencio es el elemento central del juramento que se hace en la iniciación, y en cada grado de la francmasonería. En la Logia, el silencio es una herramienta para la escucha atenta. Al permanecer en silencio, el aprendiz, que somos todos, observa, descubre, se escucha a sí mismo, trata de comprender al otro. Esta escucha fomenta la apertura, el enriquecimiento mutuo, la prudencia, la tolerancia. La tolerancia, entre otras cosas, es reconocer que tal vez una parte de algo se nos escapa.

El silencio no es oquedad, no es vacío. Metafóricamente, el silencio es el recipiente donde se produce una alquimia interior, que transforma lo que nos altera en serenidad, lo que se ignora en anhelo de conocimiento.

La psicología alquímica distingue el silencio externo que lleva a escuchar al otro y el silencio interno, camino íntimo que nos invita a una introspección, a echar una mirada en nosotros mismos. El silencio interior nos permite identificar prejuicios y condicionamientos, tomar conciencia de quienes somos en un momento dado de la existencia.

Se convierte en una herramienta que nos lleva al autoconocimiento y de ahí a la transformación. Es entonces cuando al tallar su piedra bruta, el masón comenzará a retirar de ella sus imperfecciones, interferencias y salientes.

El silencio nos conducirá al conocimiento, que nos permitirá trascender las contingencias, a darle forma a nuestra búsqueda espiritual.

ACP