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La Discreción y los Secretos Masónicos

La Discreción y los Secretos Masónicos

Obligaciones de un francmasón.

El Cuaderno de Jean Crozet, uno de los textos de estudio, en la sección relativa a la Discreción retoma con otras palabras la famosa frase de Aristóteles: “El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”.

Ya en el ritual de iniciación al momento de la Obligación Solemne el candidato se compromete a no develar secreto alguno de la Masonería: ni de aquellos que tenga conocimiento ni de aquellos que se le comuniquen en el futuro.

Por otro lado, en la Exhortación tras la iniciación, se reitera la importancia de la Discreción, entendida como la obligación de no revelar jamás los secretos masónicos que nos hayan sido o que nos sean confiados.

De ahí que desde el inicio de la vida masónica tenemos la obligación de abstenernos de cualquier revelación, independientemente del hecho que pueda o no perjudicar a la Francmasonería o a sus miembros, en una especie de acuerdo de reciprocidad entre todos y cada uno de nosotros.

En consecuencia, todos lo relacionado con el reconocimiento o acceso a la logia, el contenido del ritual que se practique en las Logias, deben permanecer en total secreto para el mundo profano. De ahí la relevancia para el Aprendiz Masón de cultivar la reserva, de evitar cualquier sesgo.

La discreción masónica es un tema recurrente. Bien es cierto que desde hace ya mucho tiempo muchas obras sobre la masonería han sido publicadas. Sin embargo, en general contienen el lado aparente de las prácticas, pues la parte interna, lo que se podría denominar el lado esotérico, es muy difícil que sea revelado.

A través de los años, el Masón ha observado la disciplina del silencio y la discreción, evitando entrar en discusiones públicas que no le aportarían bien alguno a la Masonería.

El Secreto Masónico

Es común oír que la masonería es considerada una organización secreta, en la que la noción misma de secreto genera una idea de lo escondido, de lo inconfesable. Sin embargo y afinando la idea tal vez se podría decir que el secreto masónico más bien tiene que ver con la capacidad de acceso a ciertos conocimientos, a los que se llega gradualmente y con las herramientas debidas. Y una vez que se accede a ellos, nos vamos a encontrar con otros cuyo acceso requerirá también de esfuerzo, disciplina y motivación.  Eso hace que, para los masones, el término secreto tenga un significado totalmente diferente del que se tiene en el mundo profano.

Como sabemos el grado de Aprendiz tiene como piedra angular la reflexión personal. En la Logia no hay tutores ni personas encargadas de “enseñar” el simbolismo y los valores de la francmasonería. Es al armar el templo, al observar y estudiar el simbolismo del ritual, al estudiar los textos asignados, al escuchar las reflexiones, que cada uno a título individual va descubriendo esos espacios de verdad. El secreto una vez más está relacionado con el proceso y las herramientas que nos permiten poco a poco develarlo y que requiere ser interiorizado, lo que lo hace un secreto en constante mutación, en constante cambio.

De ahí que el secreto masónico estricto estaría relacionado con el proceso iniciático, que por definición implica una experiencia personal, intima e individual, y por consiguiente irrepetible. De hecho, la iniciación le revela al aprendiz masón, que el secreto que busca está en él.

En lo concerniente a la discreción, podríamos decir que va apareada a cultivar el verbo callar. El Aprendiz masón conoce el valor del silencio. Después de ser privado de la vista durante su iniciación, es privado de la palabra durante su pertenencia a la columna Norte. Esta regla nos obliga a trabajar nuestro mundo interior, a potenciar el dialogo interno, la capacidad de escucha, le reflexión, a trabajar la paciencia a fin de que las ideas maduren. Lo que en alquimia sería, a trabajar la SAL alquímica.

Progresivamente y de acuerdo con cómo se avanza en los “denominados secretos” esta restricción del lenguaje va desapareciendo, en analogía con lo que sería el proceso de muerte y renacimiento simbólico, que está en el corazón del ritual de iniciación.

Discreción masónica

Si la masonería es discreta, es también en parte debido a razones históricas, a lo que se aúna lo mencionado.

Desde sus orígenes la masonería ha sido objeto de persecución y críticas, que han llegado al anatema o a prohibir sus actividades públicas y privadas, sea por parte de instituciones religiosas o por parte del Estado. Sus miembros han sido perseguidos, hechos prisioneros, pagando hasta con su vida, como dan fe las dolorosas y graves experiencias vividas durante guerras civiles o en los campos de concentración durante la II guerra mundial.

De ahí la importancia de no revelar la pertenencia a la masonería de otros miembros. Cada uno tiene la libertad y potestad de revelar o no su pertenencia, sin que esto conlleve revelar la membresía de otros masones. Lo anterior, a pesar del hecho que la masonería se encuadra en el marco institucional democrático y jurídico de gran parte de países del mundo.

Esto no excluye que en ciertos países persiste el temor de ser denunciado, lo cual en ocasiones conlleva graves consecuencias personales, familiares y profesionales, razón por la cual la discreción se vuelve un tema de seguridad colectiva, que le proporciona al francmasón un relativo marco de seguridad y serenidad para realizar sus trabajos y para protegerse de argumentos infundados.

Dado que el juramento de secreto es aceptado por “hombres libres”, dicho juramento equivale a un contrato con uno mismo.

De lo anterior se puede decir que la masonería se caracteriza más como una “sociedad discreta” que como una «sociedad secreta».

Oswald Wirth, uno de los grandes pensadores y autores masones de habla francesa del siglo pasado, al hablar sobre el secreto masónico decía: “No tenemos nada que temer en revelar la verdad. De todas maneras, nadie lo cree.»

Actividades públicas de la Logia

Hemos observado como la Logia ha organizado actividades públicas, a través de las cuales se destacan los valores de la francmasonería: la importancia de la fraternidad, de la solidaridad, la búsqueda del bien común, la tolerancia, la equidad. Esto con el fin de tratar de paliar el desconocimiento público, evitar los malentendidos y en la medida de la posible evitar también cualquier tipo de violencia, insistiendo que es más lo que nos une con la sociedad que lo que eventualmente podría dividirnos, rescatando el humanismo que nos caracteriza, es decir el respeto al valor del ser humano.

Al difundir sus virtudes, la francmasonería trata de encontrar puntos de convergencia con la sociedad en lo relacionado con esos valores y virtudes trascendentes, insistiendo en la importancia de la fraternidad como el cimiento que debe unir a la sociedad.

Una de las raíces de la actividad masónica puede ser encontrada en las antiguas corporaciones o incluso en las órdenes de Caballería o caballerescas. Consciente o inconscientemente la masonería ha preservado dichas virtudes. Tal vez ellas forman parte del secreto masónico que yace en el inconsciente colectivo.

Indudablemente en el clima que nos desenvolvemos todo esto requiere de la búsqueda constante de un equilibrio entre las actividades de difusión y discreción. La discreción se vuelve una especie de segunda piel, se integra a una manera de actuar y proceder, sin poner por eso expresión adusta, sino más bien llevándolo con cierta ligereza y normalidad.

La Francmasonería insiste en el respeto a la blancura del mandil, tratando de evitar que se generen sospechas por algún tipo de conductas, no solo en el mundo profano si no en las mismas Logias.

Vivimos una época de exposición pública con los pros y contra que ello implica, que en ocasiones atenta contra la esfera de la intimidad, de la privacidad. Obviamente hay un ámbito de la vida que es personal y privado y que no debe de ser parte del escrutinio público.

Tal vez ese interés social por la francmasonería está vinculado a ese deseo de estar enterado aunque sea a medias, de todo lo que acontece en nuestro derredor, y en este caso más aun tratándose de “ los misterios» palabra llena de visiones a menudo cuasi dantescas, que se alimentan de la curiosidad de ciertos títulos leídos en obras sobre masonería como Venerable Maestro, Maestro Secreto, Gran Maestro, Caballero, lo que para muchos profanos huele a magia oculta, a vanidad, a épocas pretéritas, cuando en realidad son parte de un simbolismo que hace parte del proceso de construcción del templo.

ACP

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